1.22.2016
KEEP CALM AND CARRY ON
Ahora la gente a todo le pone el Keep Calm and cualquier burrada, sin tener ni puta idea de donde viene eso.
Una señal o la santima trinidad
Siempre, desde que me vi una película donde a la
protagonista el diablo la atizaba a las 3:00am en punto, me despierto a
media noche, miro el reloj y son las 3:00am (Bueno lo de siempre es un decir,
como un amigo que dice que trota desde el Buenavista hasta el retiro de los
indios y después explica que lo de “trotar” es un decir porque en realidad
camina y al final ya hasta se arrastrará, el caso es que yo casi siempre duermo
bien toda la noche pero a veces me paro y son las 3:00am cuando veo el reloj). Casi siempre mantengo la calma, enciendo el
tv y veo lo que sea que salga por el canal alemán en español que por lo general
es lo que siempre está sintonizado por lo menos en la entrada HDMI 2 que es con
la que este bicho arranca.
Esa vez lo que salió fue la noticia de la muerte de David
Bowie. Madre de Dios, esto debe ser una señal de algo, me dije a mi mismo.
Recordé que días pasados había escuchado en el sptofy una canción nueva de
Bowie y que me había dejado llevar buscando más temas de este chico en otros medios, escuché de
todo con fascinación, encontré un documental, Five Years. Luego una película,
The Aquiatic Life de Wes Anderson, que aunque no tiene a Bowie como
protagonista ni actor, su música está presente en toda la historia interpretada
en su mayoría por un chico negro (Seu Jorge) que le da una dimensión nueva,
bonita, inimaginable. Disfruté mucho esta peli (la tuve que ver en varias
sesiones para poderla terminar). Ese redescubrimiento me hizo pensar en cuándo
fue la primera vez que supe de David Bowie.
Tenía alrededor de 16 años y en los medios (es decir la
televisión) se hablaba sobre el grunge, era una cosa lejana que a mi entorno
entraba por una rendija cultural misteriosa a la que pocos teníamos acceso
gracias a la suerte, creo yo. En el
colegio escuchábamos Nirvana, éramos inquietos por lo diferente y buscábamos
alejarnos lo más posible de todo lo que tuviera tonos locales o folclóricos. Odiábamos
el vallenato, tanto como a nuestra suerte por haber nacido en un hueco del
mundo donde el sol da con fuerza los 365 días del año. Escuchabas a Nirvana y a otros, Perl Jam,
R.E.M, Oasis, Guns n´s roses (y yo backstreet, bjork, no doubt, madonna, etc). Cuando pongo “Nosotros” me refiero a mi y tal
vez dos o tres compañeros del colegio, no era todo el salón. A la gente que
vive en mi ciudad por lo general le gusta más otro tipo de música, lo que sale
en la radio y lo que tocan en las discotecas, billares, bares, cantinas y
lugares de esparcimiento donde se consume alcohol y se baila. En la mitad de los noventas el internet era
ciencia ficción para nosotros, la música circulaba en casetes que se grababan
de emisoras como la Radioactiva. Se iban de vacaciones y volvían con varias
horas de música. En el 96 hicimos 11 grado en el colegio y escuchamos el desconectado
de Nirvana. Para los que no saben, un desconectado (unplugged) es un concierto
que se inventaron en la MTV en el cual se tocaban versiones acústicas de las
canciones de una banda determinada. Aquello era una moda y pues nirvana estaba
en la onda del MTV y en el 93 grabaron un concierto de esos que fue un éxito
total (lo lanzaron en el 94 cuando ya Cobain se había suicidado en su casa de
Seatle), dejó ver el talento de nirvana al trascender el sonido característico
del grunge, y al reinterpretar magistralmente covers de las bandas The
Vaselines, los Meat Puppets y del gran David Bowie. Considero que es una de las
obras musicales más bonitas de la década y sobretodo un tema en especial, The
man who sold the World. Esa fue la primera vez que tuve contacto directo y
consciente con Bowie.
Y entonces son Kurt Cobain (muerto) de Nirvana y David
Bowie. Dos artistas que se me juntan en el 96.
En el 97 conocí a Queen. Conocí a Freddy Mercury siete años después de
su muerte. Bohemian Rapsody, wow que poder tenían aquellos sonidos. No sé como
describir lo que siento cuando escucho a Queen, a Nirvana o a David Bowie, es
una energía que tiene un ingrediente común, creo yo. Es decir siento que todos
los artistas que me gustan están de cierta manera conectados, encuentro en cada
una de sus obras lugares comunes y es como si un arcoíris de luz saliera de mi
barriga e inundara el mundo con una fuerza positiva y un polvo brillante tipo
escarcha transparente que hace que todo se vea lindo y que la vida valga la
pena a pesar de lo malo.
En la nota que Kurt Cobain le dejó a su amigo imaginario el
día de su muerte escribió: “…Me siento increíblemente culpable. Por ejemplo,
cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del
publico, a mi no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien
parecía encantarle que el público le amase y adorase. Lo cual admiro y envidio
muchísimo”.
Dos cosas para decir, entiendo a Kurt como uno de esos
personajes que se hace matar por su religión, entrega su vida a una causa, no
sé argumentar bien esta comparación, pero es como que entregó (no sé si
voluntariamente o fue escogido por un ser superior) su tranquilidad y su vida
para hacer una música que a miles de millones de personas alrededor de todo el
mundo afectó y afecta de manera positiva. Esa depresión permitió la existencia
de una música que ha provocado en el mundo un deseo por abandonar el adorno y
buscar en la vida elementos simples que permitan sobrellevar la existencia con
cierta calidad.
¿Cual era la señal? No lo sé.
David Bowie se murió de cáncer, su vida plena de creación le
dejó al mundo más que The man who sold the World. Todo lo que veo relacionado
con el rock me recuerda a Bowie, Marilyn Manson, Lady Gaga, me recuerdan a
Bowie. Nirvana y queen me recuerdan a Bowie y todos están conectados.
Y Freddy Mercury murió en el 91 de VIH, su legado perdura,
su estética, su poder, sus ideas. Cómo no ponerse a llorar con Under Pressure a
duo con Bowie. Me pongo a llorar porque me dan ganas. Me emociono y me siento
como en la cima del mundo cuando la escucho.
Hoy cuando ya los tres están muertos, pienso en ellos como
una Santísima Trinidad, tres poderes cruzados por la misma fuerza. Como un
prisma que no sólo da colores.
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