8.09.2007

Retro-Post

URE

El caso es que cuando se acabo la esclavitud en Colombia, por alguna razón, no tan extraña, los negros que vivían en bolívar comenzaron a tomar rumbos diferentes, cuenta don Teofilo que a su tatarabuelo, que vivía en Magangue, lo convido alguien, alguno de sus compañeros de esclavitud seguramente, para que lo acompañará a un pueblo lejos donde había abundancia en todos los aspectos. De la misma forma llegaron a Ure muchos otros esclavos libres y se asentaron allí, a la orilla de la cañada, detrás del cerro matoso, donde años mas tarde se descubriría un yacimiento de ferro níquel.


Muchos fueron los comentarios que antes de mi visita escuche sobre esta población: Que era muy lejos, que era muy peligroso, que era muy feo y que había un santo que hacía muchos milagros.

Lejos si es, feo también, pero peligroso no me pareció, los negros están desapareciendo lentamente, pero el legado cultural se mantiene. El santo “San José de Ure” es un santo negro. Según don Teofilo, los españoles trajeron la figura en la época de la colonia, la escondieron en el monte y” regaron la bola” entre los esclavos. “Un santo negro se ha aparecido en el monte” los esclavos encontraron la figura entre la maleza y con el pasar de los tiempos alguien la trajo hasta Ure, donde ha permanecido por mas de 200 años, siendo artífice de curaciones milagrosas y concediendo favores a los habitantes de la población. Cuentan los que saben, que cuando la quebrada se crece, sólo hay que sumergir a San José hasta mojarle los pies y la creciente desaparece.

Durante mi visita, tuve la oportunidad de apreciar la Mina y la Macundina, dos danzas típicas que cuentan historias de la esclavitud, “No le ponga la mano en la moña” cantaban los bailarines mientras hacían movimientos sensuales característicos de los bailes de esta raza. Los más viejos bailaron “EL Diablo” una danza basada en el relato que cuenta la historia de un personaje, que desobedeciendo las tradiciones religiosas del pueblo, salió a trabajar un viernes santo, el diablo se la apareció en el monte. El hombre regresó al pueblo contando la historia y haciendo con su cuerpo la demostración de cómo el diablo le hacía durante la aparición, los habitantes del pueblo en forma de burla repetían la historia y remedaban los movimientos del hombre, el asunto se volvió tradición y hoy hace parte del legado cultura de este particular grupo social.



La Tuna es otra de las expresiones que logró emocionarme profundamente, un grupo de mujeres canta al ritmo de un tambor una especie de trovas que nacen de situaciones cotidianas “Yo lo cojí, pero no lo tengo y por eso me dieron soliman con ají”. Ahora entiendo porqué han sido denominados por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Inmaterial Viviente.

Ure, el único palenque que existe en Córdoba, mantiene latente su tradición y las costumbres que alguna vez desarrollaron los esclavos. La juventud, que deja ver en sus facciones el mestizaje sufrido durante los últimos tiempos, lleva en sus entrañas ese gen particular que los convierte en un verdadero tesoro cultural.




2 comentarios:

Alexillopillo dijo...

Que buena reseña sobre Ure. Una muestra mas de los tantos tesoros perdidos que tenemos en Colombia.

Anónimo dijo...

Que personaje el diablo!!! y severos bailes que se inventa...

Bueno, leerlo de nuevo

Un saludo