10.26.2006

De joven fui Karateca!!

Cuando tenia como 10 años me inscribí un una escuela de Karate – Do, iba mal en el colegio y mi vida era como sin sentido, no era un niño normal, no me gustaban las cosas que le gustaban a los demás, odiaba el fútbol y las matemáticas y las demás materias que veía en uno de los mejores colegios de este pueblo infernal. No se de donde salió alguien dándole propaganda al Karate como un deporte sano y espiritual y pues a falta de algo mejor decidí inscribirme.

El primer día fue fenomenal, mucho esfuerzo físico, recuerdo como delante de un espejo gigante, en uno de los salones del Coliseo Miguel Happy Lora, un grupo como de 40 muchachos y muchachas todos de la misma edad permanecíamos con las rodillas dobladas haciendo un ángulo de 90 grados con nuestras piernas, aguantando lo más que pudiéramos. Ese día subimos y bajamos las gradas del Coliseo varias veces, así fue el primer día de entrenamiento, de regreso a mi casa con una amiga y un vecino, las piernas me temblaban de una manera impresionante y sentí que había encontrado una razón para levantarme todos los días.

La cita era a las 4PM, después de hacer las tareas caminaba hasta el coliseo, primero con mi sudadera y después con mi kimono envuelto y amarrado con el cinturón blanco que indicaba lo novato que era. Aprendí, como a través del cuerpo es posible enriquecer el alma, Aprendí a sincronizarme, recuerdo el proceso para aprendernos las Katas y la posterior exhibición de precisión que se convertían en atractivo en cuanto acto cívico había en mi colegio y en los de los otros “Karatecas”.

En los Kumite (combates) no era muy bueno, me iba mejor en lo de las Katas, a pesar de eso alcancé el cinturón naranja, me retire porque del naranja en adelante era indispensable ser buen peleador.

El camino de la Mano Vacía” es una filosofía de vida en la que el cuerpo es utilizado para defenderse y no para atacar, las armas no tienen cabida en el Karate – Do, y la Prudencia y humildad son las premisas con las que se debe afrontar la vida. Yo creo que aprendí mucho de eso, aprendí a recibir golpes, físicos y de los otros, a soportar molestias, a encontrar en lo que otros rechazan una forma de purificar mi alma.

6 comentarios:

soyChapin dijo...

a mi hermano también le fué muy útil el karate.. aunque su gimnasio le llamaba karate-dio, no sé porque razón.

Pero le hizo mucho beneficio a su autoestima quizás porque ad iferencia mía, el le gustaba el fubol ni las matematicas

Anónimo dijo...

Interesante filosofía de vida, siempre quise aprender Karate, y aún sería inetresante hacerlo, pero como que la vida no quiere, jejeje, cada que intento inscribirme, algo más surge y me toca dejar de lado eso.

Llegará el día.

Abrazos

GUAGUAU dijo...

QUE BIEN HERMANO.........
CREO QUE LA MAYORIA DE ARTES MARCIALES ENSEÑAN EN PARTE ESTO......
QUE AGRADABLE QUE ENTENDIESES LOS MENSAJES DE ESTO QUE NO ES SOLO UN DEPORTE...
ES TODA UNA FILOSOFIA UN ESTILO DE VIDA.....
ABRAZO VIRTUAL

Paula Andrea dijo...

A mi el karate nunca me llamó la atención, hasta que conocí a mi novio actual... él lleva algún tiempo dedicado a esa práctica, y me ha demostrado que es algo que permite tener disciplina y centrarse con uno mismo.

No lo practicaría porque le tengo pánico a los golpes, pero me parece que es un deporte valioso.

Megumi-san dijo...

Muy buena historia....

Muy bien relatada....

Ahh y acá te leyó una karateca frustrada... mis papás no me dejaron.... en fin....

Muy bueno...

Charles Joel dijo...

Me da la impresión que ya nos conocíamos... Pues ese relato tambien fue vivido por mí.

Buenos tiempos, buena actitud.